Góngora y Quevedo: ¿Son tan diferentes?
Ilustración de Enrique García
PAREJA DE ASES
Luis de Góngora | Francisco de Quevedo
LORENZO SILVA | LUISA CASTRO
Para legiones de escolares hispanos, don Luis de Góngora y Argote es ese tipo que no escribía nunca las palabras de la oración en el orden normal -con él aprendimos, y no olvidaríamos nunca, lo que era el dichoso hipérbaton- y que en la elección del léxico optaba siempre cuidadosamente por nombrar las cosas de la forma en que resultara más complicado entender a qué se refería, sin evitar echar mano, siempre que le era posible, de alguna rebuscada y pedante alusión mitológica. También es el protagonista de aquel soneto de Quevedo del 'hombre a la nariz pegado', o lo que es lo mismo, una especie de cómico involuntario a quien todos suponíamos amargado por tamaña afrenta.
Se ha alimentado hasta la saciedad la idea de que Quevedo odiaba a Góngora y es verdad que se intercambiaron alguna pulla, pero muchísimas de estas sátiras a Góngora son atribuidas falsamente a Quevedo, como tantas obras que circulaban bajo su nombre sin su permiso. No sabemos quién era mejor o peor. Sabemos que fueron dos grandes, Góngora 20 años mayor que Quevedo, y todo un maestro cuando éste nació.
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Fragmento de una entrevista hecha a Pérez Reverte, el autor de El Capitán Alatriste:
http://www.pagina12.com.ar/diario/espectaculos/6-34601-2004-04-27.html
–¿Encuentra un enfrentamiento similar o equivalente en la actualidad al que se dio entre el conceptismo (Quevedo) y el culteranismo (Góngora)?
–No, ésos eran tipos de un inmenso talento, ahora todos los que escribimos somos mediocres. Ojalá hubiera polémicas con gente de la talla de Quevedo o de Góngora. Pero hay una cosa curiosa que es que cuando uno los estudia bien, no eran tan diferentes, eran complementos. Los dos tenían un origen clásico, traducían el griego y el latín, sólo que uno lo hizo trabajando en el concepto y el otro más en la forma. El español que ahora hablamos le debe tanto al uno como al otro. Ahora las polémicas son estériles, son polémicas de vanidad. De cada enfrentamiento entre esos tipos, salían versos, sonetos y creaciones inmortales que ahí están todavía en los libros.
–¿A quién prefiere, a Góngora o a Quevedo?
Quevedo me cae mejor como persona. Góngora era un ser antipático, de esos a los que les das la mano y seguro la tenía fría. Mientras que Quevedo era vital, le gustaba el vino, las mujeres, al mismo tiempo tenía una gran cultura y profundidad mística y filosófica. Era estoico y a mí me gusta mucho la filosofía estoica. Yo me emborracharía con Quevedo, me iría de putas con él, pero nunca con Góngora. Sin embargo, eso no me impide reconocer que Góngora manejaba la lengua de una forma bellísima. Aunque tomo partido visceral por Quevedo, siempre reconozco que ambos fueron imprescindibles.
- Tarea: Quiero que expreses tu opinión al respecto de todo lo que has leído en esta entrada, teniendo en cuenta lo que se ha dicho en clase y los poemas que has ido bajando y colocando en tu blog. Busca además un verso o un par de ellos de Quevedo que te hayan gustado mucho y otros dos de Góngora. Deja aquí tu opinión.
Buen trabajo y mejor lectura